sábado, 13 de septiembre de 2008

Y que tal sin ropa?


Ya hace algunos días que la rutina del trabajo, aunque yo soy de las que no puede considerarla rutina, han vuelto a nuestras vidas y con ellas las anécdotas del pasar de los días. Estábamos este miércoles en la clase con Éster, poniendo las tres cientas mil cosas que hay en ella en orden cuando de repente se acordó de que tenia que venir el alcalde a hacernos una visita, y tal así le vino el ataque de pánico…que pensara de nosotras cuando vea la clase patas arriba? que nervios , que…..,que…. y a eso que de repente me pregunta, como que tu no estás nerviosa?. Pues fácil, primero de todo imagino que él es un ser humano igual que nosotras dos, lo que implica que seguro que algún cajón o armario de su vida esta por ordenar, segundo que supongo que para él no somos mas que una mano a la que saludar y tercero y último que cuando me entra el pánico escénico me imagino a esa persona desnuda delante de mi….
Entonces Éster empezó a reír a carcajada limpia, a la vez que me preguntaba como se me había ocurrido algo así.
Desnudos somos todos iguales, las diferencias son sutiles matices que como en todo los hay para llenar la carta de los gustos, y llegados a este punto y de frente creo que pocas son las personas que continúan teniendo el control sobre sí mismos y sus acciones, por lo cual diremos que los “títulos”, “titulines” y demás ornamentos nos definen como producto pero jamás dan la categoría personal. O no?....
P.D. Afortunadamente siempre hay quien ve en todas las desnudeces la belleza. Gustav Klimt. " Las tres edades"